Relatos grandes de pequeños autores
Nuevo año
Pensando en el jueves, "el gran día" como dijo Antonella
“Yo tengo ganas…”, dijo Teté, una persona muy especial que va a venir a la feria. Mientras nosotros preparamos los stands, los libros, las tarjetas, ella piensa en los cuentos que les va a leer a todos aquellos que quieran, que deseen escuchar una historia y así, escucharse.
No dejen de pasar por el stand de Teté.
Ahora, les dejo un pequeño texto que me regalaron cuando tenía 13 años y que hoy me hace pensar en ustedes...
EL MUNDO de Eduardo Galeno
" Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.- El mundo es eso - reveló-. un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende. "
gracias por tanto fueguito!!
El día tan esperado...
Una visita especial
POESÍA
PREMIO:
PERLAS DE BRUJA, María Rosa Mo, Ilustraciones, Leicia Gotlibowski.Ediciones SM, 2008. (El Barco de Vapor).
Perlas de bruja recrea las marcas arquetípicas de la figura y el universo de las brujas esquivando los lugares comunes de la lírica infantil, porque no redunda en la rima ni la métrica previsible, y tampoco en la imagen de la bruja anciana, fea y desagradable de los relatos folklóricos. Tanto desde la ilustración como desde el texto las autoras construyen un discurso poético que hechiza al lector. La transmisión de un legado entre abuelas, madres e hijas, cargado de secretos, misterios y femenina sensualidad sobrevuela y recorre todo este libro cuyo personaje central es una niña-bruja sucesora de esa herencia.
María Rosa Mo y Leicia Gotlibowski logran una fuerte comunión entre el lenguaje plástico y el textual, lo que le da a la obra una increíble potencia y cohesión poética. La labor de cada una de ellas se vuelve imprescindible para la otra, lo que ameritaría que aparecieran en la contratapa los datos biográficos de ambas autoras. [Mónika Klibanski]